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Patrimonio cultural

“A falta de pan, buenos son los plátanos…”

A partir del siglo XVI se incorporó a nuestra despensa un fruto que jugaría un papel esencial en la conformación del sistema alimentario venezolano, convirtiéndose en algunas regiones del país, en pan que sacia, acompaña y da placer. Se trata del banano o plátano, cuyo centro de origen y diversidad se encuentra en el Sudeste Asiático, donde se hallan variedades en cuanto a color, tamaño, forma y utilidad. Así lo plasma Ocarina Castillo, en su libro Los panes en Venezuela (2014).

El plátano llegó a nuestro país llegó en 1525, cuando Gerónimo de Ortal introdujo cuatrocientos esclavos a la zona de Paria, y Diego Caballero obtuvo permiso para llevar algunos otros a Cubagua; se calcula que a lo largo del siglo XVI se introdujeron alrededor de cinco mil esclavos. De allí en adelante, son numerosas las referencias al cultivo y consumo de plátanos a lo largo del territorio y en las distintas comunidades indígenas, constituyéndose en una pieza esencial en los diferentes sistemas alimentarios:

Según el padre Joseph Gumilla, los achaguas de los Llanos tenían plátanos con los cuales complementaban la dieta básica conformada por yuca, maíz, calabaza, caraotas y ají, lo cual le hacía afirmar que “Los plátanos son el socorro de todo pobre; en la América sirven de pan, de vianda, de bebida, de conserva y de todo, porque quitan a todos el hambre”.

Así pues, el consumo del plátano jugó un importante papel en las mesas venezolanas, no solamente era un consumo doméstico extendido en las diversas regiones del país, sino que incluso aparece reseñado en las dietas con las cuales alimentaban a los trabajadores esclavos en las haciendas, en la época de la Independencia.

En Venezuela, se adoptó popularmente la denominación de plátanos para los que se cocinan, y de cambures para los que se comen como frutas, incluyéndose generalmente entre estos últimos los topochos que, en rigor, no son ni plátanos ni cambures, sino una tercera variedad con características propias.

La creatividad gastronómica en nuestro país se ha manifestado en las distintas formas que ha conseguido el venezolano de cocinarlo y combinarlo, ya sea como contorno, plato principal o postre, los tostones, los patacones, las tajadas y demás nunca faltan en nuestro plato.  Al lado del casabe y el maíz, el plátano también se presenta como un reemplazo para el pan en Venezuela.