Las tierras del estado Lara son tierras alfareras, ricas en diversidad y calidad de arcillas. En ellas, loceras, alfareras, adoberos y ceramistas han hecho uso del barro para seguir creando ollas, vasijas, cuencos, tinajas, pimpinas, cacharros, chirguas y platos, en un oficio que heredaron de su pasado indígena. A este ajuar se suman piezas decorativas como las típicas gallinas y muñecas adornadas con caolín, así como tejas baldosas y bloques para la construcción de viviendas.
Sanare, Quíbor, Yai, Guadalupe, Tintinal, Loma Alta, El Vigiadero, Maraca, Siquisique, El Taque y Los Quemados son algunos poblados del territorio larense en donde aún se conserva la milenaria tradición alfarera. Entre todos ellos, destacan dos importantes centros de producción artesanal: el primero, Yai, donde se fabrican principalmente vasijas y recipientes decorados con flores y líneas curvas de color blanco; el otro, Quíbor, donde se elaboran réplicas de cerámica precolombina características de la zona arqueológica localizada en la región.
La utilización de la tierra cruda como material para la construcción de viviendas también tiene su huella en Lara, pues esta técnica fue practicada por las culturas prehispánicas que se asentaron en los valles centrales, así como en el área occidental y área andina del país. Durante el periodo colonial venezolano, se introdujeron nuevos aportes que se materializaron en el adobe, el bahareque y la tapia, formas constructivas populares de gran valor artesanal.
La técnica del adobe, aún vigente en el valle de Quíbor, consiste en el moldeo del material húmedo para preparar piezas que, una vez secas, son utilizadas en la construcción de muros y paredes. El tamaño de las piezas varía según los moldes. El proceso de secado se efectúa al aire libre, protegiendo los bloques del sol directo para evitar su agrietamiento y rotándolos para permitir un secado uniforme. El bahareque incorpora fibras vegetales (palma, paja, etc.) al barro crudo para aumentar la consistencia del material.
La tapia es otra técnica en la que se emplea la tierra como material para la construcción. Primero se construye con piedras una base de apoyo a lo que será el muro. El barro húmedo se modela mediante un encofrado formado por tableros laterales de madera (tapiales) que se apoyan sobre el zócalo de base. Una vez compactado el material, se retira el molde y se arma nuevamente al lado del bloque anterior o encima de éste, hasta completar el muro.
Teodora Torrealba
Es una de las maestras alfareras más antiguas del estado Lara que, por costumbre y devoción, ha sabido mantener vivo un oficio que heredó de su madre desde que tenía siete años. Sus tazones y vasijas, pulidas con piedra de rio, horneadas en pira y adornadas con flores y hojas pintadas con plumas de gallina empapadas con caolín, tienen un encanto y un estilo particulares que permiten reconocerlas a distancia. Teodora, además, ha preservado esta herencia al enseñar el oficio de la loza a las mujeres de su familia.
Jorge Barreto y Miguel Angel Peraza
En Lara también se han manifestado nuevas proposiciones en el uso de la arcilla a través de ceramistas como Jorge Barreto, quien en su taller Tierra Quemada experimenta con los distintos tipos de arcilla de la región para producir piezas únicas en gres, mayólica y a baja temperatura, así como piezas de cerámica utilitaria, las cuales, a diferencia de las prácticas tradicionales, son realizados con moldes y tornos industriales. Asimismo, Miguel Angel Peraza, en su taller Loma Roja, experimenta con la creación artística de piezas esmaltadas y quemadas a altas temperaturas, además de la producción en serie de objetos utilitarios y decorativos que incluyen piezas sanitarias aguamaniles y filtros de agua, en los que se integra el uso de la madera, el hierro y la cerámica.
Fuente: Atlas de tradiciones venezolanas.