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Colón, a su regreso del C u arto viaje, llevó a España las semillas, indicando que las usaban como dinero. En cuanto al chocolate, Moctezuma se lo dio a tomar a Hernán Cortés, quien lo ofreció al rey Carlos I de España en 1528; su preparación fue conservada secreta por un siglo.

Es originario de América tropical, se cree que de las cuencas del Amazonas y el Orinoco. Su cultivo en el país es muy antiguo, lo citan distintos autores en diferentes lugares, entre otros, en 1634, Fr. Pedro Simón en las tierras cálidas de Mérida; posteriormente lo hace Depons (1804), en el Tuy; Humboldt, en la costa (Choroní, Chuao, Ocumare), también en Barlovento y en Oriente. Es un árbol de unos tres a ocho metros de alto, de tronco sencillo, torcido, de corteza áspera y color purpúreo; hojas elípticas ovales, grandes (42 x 13 cm), de color verde claro en el envés; flores rosad as, de tamaño pequeño, aparecen en el tronco y en las ramas. El fruto es una baya en forma de mazorca grande, de unos veinticinco centímetros de largo, verdes, que al madurar toman diferentes colores; rojas, anaranjadas, moradas o amarillas. Es un árbol muy delicado, requiere atención constante.

En Venezuela existen varias especies comestibles de cacao que se pueden diferenciar fácilmente por las características de sus frutos y semillas; uno es el T h. cacao L., indígena, que se cultiva en el occidente y centro del país, es el de mejor calidad, se lo llama cacao dulce, de Chuao o criollo ; las hojas son grandes, hasta de cuarenta y cinco centímetros de largo; las flores, con pétalos amarillentos y cóncavos; el fruto es ovoide y acuminado, con base redondeada, su superficie, rugosa, tiene cinco surcos profundos y cinco menos profundos; grande, de hasta veinticinco centímetros de largo, al corte tiene color blanco amarillento y las semillas no tienen sabor. La otra especie es el Th. leiocarpa B emoulli, denominado Cacao calabacillo, trinitario o silvestre, su fruto es de superficie lisa, sus surcos están casi borrados; tanto dichos frutos como las flores son más pequeñas. Al cortarlo tiene color morado, y las semillas, gusto amargo por el alto contenido en tanino, siendo por esto menos apreciado; sus hojas a veces son hirsutas en la cara superior. Una tercera especie es la Th . pentágona Bernoulli, cuyo fruto es pentagonal; sus hojas son hirsutas en el haz y lisas en el envés; es originario de Guatemala y Nicaragua, de donde fue traído al país. Estas especies se han cruzado y desmejorado la calidad del criollo , que sólo en algunos sitios se conserva puro. Existe además otra especie, la T h. mariae (Mart.) Schum ., planta brasilera que también se encuentra en la Guayana venezolana, la denominan Cacaíto de monte; su fruto puede alcanzar hasta doce centímetros, es de color marrón oscuro, de cáscara áspera y, según Ll. Williams, las semillas están envueltas en una carne blanca. Todas, en «Sensulat», serían Th. cacao.

En Venezuela el cacao se cultiva en todos los climas cálidos, con bastante sombra, en terrenos francoarcillosos, con buen drenaje y ricos en materia orgánica. Se debe plantar en época de lluvia, de mayo a octubre, en hileras, separadas unas de otras por una distancia de tres a cuatro metros. Se desarrolla mejor en las zonas situadas entre los 20 ° de latitud, norte o sur, pero para su producción comercial, debe estar entre los 10° norte o sur y a una altitud menor de los trescientos metros. Se cosecha durante todo el año, pero la mayor producción es de noviembre a abril. Como señala Ernst, «el descenso del cultivo se debió a la introducción del cacao jamaiquino, más productivo, pero de calidad m uy inferior al venezolano, el cual sufrió una degeneración por hibridización».

Según el MAC , la superficie cosechada en 1983, fue de 67.672 Ha, para una producción de 13.960 t, por un valor de Bs. 167.157.000 , con un rendimiento de 206 kg/Ha. Los principales productores fueron

Sucre, Miranda, Apure, Delta Amacuro, Zulia, Táchira, Aragua, Barinas, Mérida, Monagas, Carabobo, Guárico y Yaracuy .Nuestro cacao goza de gran fama mundial por ser dulce. Su cultivo fue muy importante en Venezuela, de ahí el mote de «grandes cacaos» que le aplicaban a los que adquirieron fortuna en sus haciendas. Las variedades más importantes son las de Caracas, Puerto Cabello, La Guaira y Carúpano, que eran los principales puertos de exportación. Las de mayor fama, las de Chuao y Maracaibo.

 

Texto extraído del libro Plantas Alimenticias de Venezuela, editado por Fundación Bigott en el año 1990.