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Cultura popular

Comida Ritual en la navidad

En la época navideña, una de las tradiciones más enraizadas es la de elaboración y consumo de una serie de alimentos que, de modo característico, están asociados a la celebración. La presencia de estos platos en la mesa decembrina venezolana está precedida de preparativos que tienen significación hasta en las decisiones oficiales, para permitir la importación de determinados ingredientes que no se producen en el país.

De modo particular, podemos mencionar la hallaca, indiscutiblemente eje de los rituales alimenticios de la ocasión. Se han integrado al menú el pan de jamón, el pernil de cochino asado, la ensalada de gallina y una serie de dulces caseros que lo complementan, y entre ellos destaca el dulce de lechosa, las conservas de diversas frutas locales, dulces de leche, abrillantados o no, bienmesabe, bizcochos de variado tipo, que son demostrativos de las posibilidades que en recursos y habilidad culinaria tiene la región.

Es tradicional en esta época el obsequio de platos a amigos y vecinos y es manifiesto gran esmero para la preparación y presentación de los mismos. Debe señalarse también que numerosas bebidas, alcohólicas o no, forman parte de este ritual alimenticio y que son ofrecidas como expresión de amistad, solidaridad y augurio de prosperidad y abundancia.

La Hallaca. De amplia difusión en todo el país, la hallaca es centro de la atención venezolana en lo relativo a la organización de la mesa de navidad. Es producto de la integración de elementos culturales de diversa procedencia, que la incluyen como una de las expresiones más características de la cultura popular tradicional del país. Tiene, por su parte, diversidad de estilos regionales que permiten su rápida identificación como “oriental”, “caraqueña”, “andina” o “llanera”, entre otras.

hallacasEl origen de su nombre y la antigüedad de su existencia han ocupado la atención de historiadores, cronistas, lingüistas, así como del público en general. Las características de sus componentes perfilan una mezcla de productos de las culturas indígenas americanas y de la española, y sin que pueda describirse como propia de ellas, la hallaca es resultado de esa integración. Existen en otros países latinoamericanos variedad de pasteles de masa de maíz rellenos y envueltos en hojas, como distintos tipos de tamales.

Una de las versiones más antiguas de la voz hallaca la reseña Felipe Salvador Giliy en su Ensayo de Historia Americana: “El pan de maíz me trae el recuerdo de la yayaca (así la llaman los españoles), que es un panecillo alargado de harina de maíz que se suele hervir envuelto en hojas y muy semejante al para ti de que ya hablamos. Los tamanacos lo llaman camaitcá. Caliente no es malo, y lo usan también muchos españoles.

En la memoria colectiva, la preparación de las hallacas está asociada al núcleo familiar y a las referencias más sólidas de pertenencia a una comunidad, ya que la ocasión es propia para el trabajo colectivo. El popular plato exige una laboriosa preparación y, por lo general, aglutina a la familia, tanto para la adquisición de los ingredientes como para el proceso de elaboración y de consumo.

Se tiene la hallaca como producto que representa la calidad culinaria de las familias, es costumbre ofrecerlas y retribuir el obsequio con ponderación del plato. Refleja también la pertenencia a diversos grupos locales, ya que, por lo general, las hallacas andinas no son las favoritas de los guayaneses y viceversa, hecho que habla de la adaptación del gusto culturalmente al determinado consumo de un tipo de alimento y de sazón.

 

Texto extraído de la Revista Bigott #9, editada por Fundación Bigott en el año 1986.