Creemos oportuno en primer lugar referimos a la celebración de las fiestas de Corpus en diversas poblaciones venezolanas.
Posteriormente reseñaremos algunas de las fiestas de las que poseemos información por haber realizado actividades de investigación. Es importante resaltar que, aunque en algunas etapas de la ceremonia o en algunos lugares donde se realiza no intervienen miembros oficiales de la Iglesia, todas ellas tienen un profundo significado religioso.
Así como en Caracas se celebraron las fiestas de Corpus con procesiones, representaciones teatrales y danzas, ellas se llevaron a cabo en el interior del país en todo centro poblado donde existía Iglesia que impulsara la celebración en honor al Santísimo Sacramento y se hubiese constituido una cofradía, cuya organización fuera estimulada por la propia Iglesia.
En Caracas, a finales del siglo XVIII fueron prohibidas las danzas y obras dramáticas, como parte del ritual. No así en el interior del país, posiblemente porque constituían una expresión de devoción en la que se había logrado la participación popular y en la que se pagaban promesas a la Eucaristía, símbolo por excelencia de la religión cristiana.
Además, a esos sitios hoy relativamente cercanos a Caracas era difícil el acceso en otras épocas por las casi inexistentes vías de comunicación y el precario transporte, por tanto, permanecieron por mucho tiempo aislados, tardando en llegar a ellos las disposiciones eclesiásticas.
Por ejemplo, para llegar a Naiguatá, hace aproximadamente cincuenta años, había que atravesar una intrincada vía. Este aislamiento casi total favoreció que en esas comunidades pequeñas y retiradas se mantuviesen vigentes estas tradicionales ceremonias religiosas; transmitiéndose por vía oral y participación directa entre los miembros de la comunidad, todas las fases de la devoción al Santísimo.
Las poblaciones de Aragua (Cata, Ocumare de la Costa, Cuyagua, Turiamo y Chuao), Carabobo (Patanemo), Distrito Federal (Naiguatá) y Miranda (San Francisco de Yare), en las zonas donde se celebran hoy día danzas de Corpus, estaban ubicadas en zonas agrícolas donde existían primordialmente haciendas de cacao, para cuyo cultivo y procesamiento fueron traídos a Venezuela, desde finales del siglo XVI, contingentes de esclavos para colaborar con los indígenas y españoles en esa actividad; constituyéndose el cacao en un importante renglón de exportación durante la época colonial. Estas poblaciones se constituyeron en su mayoría sobre antiguos asentamientos indígenas donde más adelante se establecieron Encomiendas.
En las comunidades donde la celebración del día del Corpus Christi incluye danza de diablos, la organización está a cargo de sociedades del Santísimo, que comienzan a intensificar sus labores de recolección de fondos dos meses antes de la fecha. Se inician en este lapso los ensayos de la danza, a los cuales se incorporan tanto los miembros de la Sociedad como los nuevos participantes que comienzan a pagar promesas. La contribución de grupos familiares es importante y cooperan decisivamente a realzar la fiesta, al éxito de la hermandad y a testimoniar el acto público de fe.
Se desarrollan entre los miembros de estas sociedades fuertes lazos de solidaridad. Ellas tienen una estructura jerárquica, en la que las autoridades son electas por votación, teniendo en cuenta la antigüedad de su participación en la asociación. Se eligen nuevas autoridades periódicamente o cuando fallece alguno de los asociados ya que la mayoría de las veces desempeñan cargos vitalicios. Los miembros activos son de sexo masculino, pero las mujeres pueden participar desempeñando cargos secundarios.
Texto extraído de la Revista Bigott #15, editada por Fundación Bigott