En Aragua, al igual que en el resto del país, existen creencias, supersticiones y prácticas de carácter curativo, provenientes del pensamiento mágico que llegó a esta geografía con los colonizadores europeos y los negros esclavos, para juntarse con el propio de los indígenas. Predominan en esta región los ensalmadores, quienes actúan sobre aquellas fuerzas sobrenaturales supuestamente responsables de las enfermedades, neutralizando sus efectos mediante el empleo de yerbas y oraciones. Este tipo de práctica es aplicado muy especialmente para curar el maldeojo, la culebrilla y las picadas de culebras. También se encuentran en Aragua las prácticas adivinatorias, entre ellas la hidromancia, es decir, la lectura del agua, que se realiza en la noche de San Juan; así como los rituales de protección que practican los diablos danzantes el día miércoles en la víspera del Corpus.
En la población de Palo Negro hubo sobadores y curanderos famosos como Pascual Mendoza, que sanaba con oraciones. Vive aún Guillermo Díaz, quien posee el conocimiento de yerbas medicinales tales como eneldo, pazote, caña de la India, argalia, tua tua, uvero, brusca, siempre viva, rosa de muerto, cadillo p ata é perro, mastranto y muchas otras. Según Don Guillermo «el mal de ojo se cura con ensalme y se usan cinco yerbas diferentes, que son: palotal, artemisa, algodón morao, curia blanca y cadillo pata é perro.» Para curar la diarrea emplea agua de fregosa cocida. Las hemorroides las trata hirviendo tres vainitas de dividive en un cuarto de litro de agua, luego «se tritura, se le pone un tantico de piedra de lumbre y se repite hasta que el enfermo sana»; la culebrilla, con ensalme, y para el resfriado fuerte y los dolores de cabeza recomienda rompe zarahuelo, botones de manzanilla y brusca, en pequeñas de vivir sencillo.
Luis Clemente Cambero, curandero del barrio 18 de mayo, en Maracay, también tiene las fórmulas para sanar picadas de culebra, erisipela, mal de ojos, hepatitis y descomposturas, empleando oraciones, yerbas, animales o raíces. Para curar la culebrilla pone en práctica la siguiente fórmula:
“Se agarra un cogollo de escoba dulce, yerba mora y fregosa para la santiguada y para tomar le doy pólvora negra, caña clara y jugo de limón, pa’botásela pa’fuera. Esto se hace de la manera siguiente: se saca el zumo de la yerba mora, se agrega aguardiente y con una pluma de gallina se escribe la culebrilla pa’donde vaya caminando y con dos o tres santiguadas está lista”
A los enfermos de erisipela los cura con tapirosa blanca cruceto, juan de la calle y frijol morado, con su respectiva santiguada. Al mal de ojo, que según Cambero puede ser de tres tipos: mal de ojo morado, el bobo y el blanco, lo trata con tres cogollos de yerba mora, espanta mabita y curia morada, más la respectiva santiguada acompañada de la oración de San Cipriano.
Los diablos danzantes de Chuao creen que el sonido de las campanas y cencerros que portan el día de Corpus es beneficioso porque ahuyenta los malos espíritus. También piensan que cuando La Magnífica se reza al derecho produce efectos diferentes a cuando se reza al revés. Al derecho o para adelante debe decirse al momento de danzar, y al revés para espantar al «maligno». Durante el acto de bendecir las máscaras de diablos es costumbre rociar agua bendita a ca a uno de los diablos y susurrar La Magnífica y ciertas oraciones secretas, conocidas sólo por ellos y sus capitanes. El bautismo de las reliquias consiste en rociarlas también con agua bendita la víspera de la ceremonia secreta de protección, para de esa manera cuidar a los diablos en tiempos de Corpus. Toda esa protección es necesaria a fin de resguardarse del diablo verdadero, pues según la creencia popular, Satán puede colarse entre ellos imitándolos.
Texto extraído del libro Tradiciones populares del estado Aragua, editado por Fundación Bigott.