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Cultivos en las Culturas Indígenas históricas de Venezuela

By 11/08/2023agosto 29th, 2023No Comments

Existen suficientes testimonios demostrativos para afirmar que 7.000 años antes de Cristo despuntaban en nuestro continente las primeras formas de cultivo -ajíes, calabazas y frijoles-; 3.500 años más tarde se inició probablemente la domesticación del maíz en la región norte de México, desde donde se expandió hacia su zona de influencia por toda Mesoamérica y hasta el Sur, zona en la cual la agricultura incipiente había comenzado a desarrollarse unos 4.000 años antes de Cristo. La yuca se cultivó en Suramérica en fecha que se estima en unos 1.200 años a.C. no sólo en la región continental. sino también en la caribeña donde formaba parte esencial del sustento de la población.

La recolección persistió en la mayor parte del territorio y coexistió con la caza y pesca, aun en los progresivos desarrollos agrícolas. Fue característica de las comunidades que habitaron el actual territorio de nuestro país durante los períodos históricos llamados Paleoindio y Mesoindio y entre las que lo poblaron hace aproximadamente 1000 años a.C., cuando la mayoría de las naciones indígenas americanas trabajaban la tierra regularmente.

Han sido reconocidos dos principales cultivos durante este período: el de la yuca, que se infiere por el hallazgo de partes de budares: platos cerámicos en los cuales secularmente se cuece la harina del tubérculo, extendido en casi toda la región, pero especialmente arraigado en la costa Caribe, oriente y sur del territorio venezolano. Y el de maíz, predominante en los pueblos de la cordillera andina y zonas inmediatas, donde se había establecido proveniente de otros territorios occidentales del continente.

Cada una de estas agriculturas dominantes revela la existencia de zonas de contacto con otros pueblos americanos. En la formación de la cultura venezolana se relacionan dos importantes y diferenciados grandes grupos culturales, y puede agregarse que, a pesar de la intensidad de estos puntos de encuentro, no dejaron de recibir aportes de otras naciones indígenas, igualmente valiosos en el desarrollo de su particular constitución.

Es sabido que uno de los cultivos más antiguos es el maíz, extendido durante el período prehispánico de norte a sur en el continente. Se estima que fue conocido en Venezuela en un lapso que oscila entre los 800 y 400 años a.C. Son innumerables los yacimientos donde se han localizado restos de mazorcas de maíz, metates o morteros con sus pilones, para el procesamiento del grano que, como en otros pueblos continentales, sirvió para la preparación de comidas y bebidas, además de los usos que desde entonces se daban a las demás partes de la planta. Figuras que representan a deidades dedicadas a la protección de la siembra y la cosecha del maíz, mitos y leyendas que han perdurado en la memoria de generaciones, y fundamentalmente el secular hábito de consumo de los más diversos productos de este cereal, nos hablan de la importancia y desarrollo de su cultivo durante el período antes señalado.

Cultivos indígenas

La yuca, en el Caribe, fue y aún es fuente alimenticia fundamental, así como para los pueblos de oriente, sur y llanos de nuestro territorio. Para su procesamiento han sido requeridos rallos, cernidores y budares, cuyas evidencias permiten inferir que esta planta fue cultivada intensamente en la vecindad de los asientos de las comunidades indígenas históricas de la región suroriental de América.

También han sido localizadas significativas y muy antiguas referencias acerca de la utilización del tabaco, fumado en múltiples rituales y usado en “mascada», como cotidiano paliativo del hambre.

Así mismo hay datos abundantes sobre la representación de pinturas corporales realizadas con onoto.

Otro recurso documental para el estudio de cultivos prehispánicos, lo representan los datos sobre lenguas indígenas históricas. Para los colonizadores fue tarea esencial manejar una serie de términos básicos para la transmisión de sus ideas y ejercer mejor sus propósitos de dominación, y también para garantizar su propia subsistencia. El registro de los nombres de alimentos y mecanismos de obtención sin duda fueron necesidades insoslayables, propósito al que contribuyeron misioneros de diversas órdenes religiosas.

 

Texto extraído del libro Cultivos Tradicionales de Venezuela, editado por Fundación Bigott en el año 1992