El entierro de la Sardina conmemora la muerte del carnaval y es, como hemos reseñado, celebrado desde hace varios siglos en países europeos. Esta festividad recoge tradiciones muy antiguas de diversas procedencias étnicas, de las cuales existen numerosas referencias en testimonios escritos sobre el Carnaval y el Entierro de la Sardina como parte de éste, cuyos rasgos tienen semejanzas demasiado evidentes con el actual festejo popular del Carnaval en Naiguatá, para ser consideradas fortuitas.
Esta celebración, que tiene características comunes con las de otros países europeos, pasó de España a América Hispana durante el proceso de colonización. En los nuevos territorios esta ceremonia tradicional ha tenido su propio proceso de evolución y desarrollo, durante el cual las configuraciones culturales europeas originales, que les dan una trama común, se han enriquecido y diversificado con otras procedentes de una realidad cultural diferente. Así, en Venezuela es innegable el aporte indígena y africano evidente en la población de Naiguatá. Allí están vigentes como en otras naciones americanas, las características de ceremonia propiciatoria de la naturaleza que se encuentra en los muy lejanos orígenes del Carnaval, posiblemente anteriores a la época medieval europea.
Mantiene en Naiguatá, comunidad en la que la religión es respetada profundamente y en la que todas las fiestas se rigen por el calendario católico, sus características de irreverencia, inversión de roles y relajamiento de las normas ordinarias que rigen a la sociedad. Es oportunidad propicia para expresar libremente y en forma humorística la crítica a las autoridades y vecinos a través de la sátira, rasgos que, como hemos indicado, aparecen recurrentemente asociados al carnaval en todos los países donde aún se celebra o se ha festejado en alguna época, por muy alejados que estén unos de otros y que han sido transmitidos, por vía oral o participación directa de una a otra generación, en un proceso dinámico en el que se han suscitado permanentes cambios a través de la historia. La irreverencia de este festejo es reconocida en los testimonios de los propios organizadores, quienes sin la intención de irrespetar, se apegan a lo que han visto y aprendido a través de los años.
Actualmente en Naiguatá y posiblemente en los otros países americanos en los que se celebra el Entierro de la Sardina, esta festividad no tiene de hecho ninguna vinculación con la Iglesia, aunque se estableció por motivos religiosos y en sus comienzos participaron los propios clérigos. Sin embargo, todavía tiene en común con estas fiestas la procesión por las calles del pueblo, la sociedad que se constituye con el fin de recoger fondos para costear los gastos que se generan en el festejo, el establecimiento de lazos de solidaridad entre los miembros de esta organización, la forma de recoger los fondos y la reunión final en la que se incorporan los participantes para hacer una especie de evaluación del evento y en la cual consumen una comida en común y la bebida circula generosamente. Anteriormente esta comida era preparada con los donativos hechos -comida o bebida- al personaje del Diablo cuando penetraba a las casas de los pobladores, que eran reunidos para la preparación del convite y reunión final. Existen testimonios orales acerca de la celebración del Entierro de la Sardina en Naiguatá desde fines del siglo XIX, proporcionadas hace diez años por una persona de edad avanzada a uno de los principales miembros de la actual organización que prepara el festejo. Sin embargo, suponemos fue realizado desde épocas anteriores y su mantenimiento y transmisión fue favorecido por ser Naiguatá una comunidad pequeña y bastante aislada de otros pueblos del litoral y en la cual las festividades religiosas y profanas tradicionales como el Carnaval constituían las diversiones más importantes de los pobladores.
Texto extraído de la Revista Bigott #17, editada por Fundación Bigott en el año 1990.