El espuntón es una lanza de madera con la cual en algunos pueblos a comienzos de año se llevan a cabo ceremonias con diferentes características. Autoridades principales de las cofradías son las designadas para manipular el espuntón, sosteniéndolo en sus manos, mostrándolo a los participantes y realizando maniobras, danzas o giros con este objeto.
En Caigua, estado Anzoátegui, población fundada a fines del siglo xvn, donde se establecieron sacerdotes capuchinos la Misión de Jesús, María y José, la devoción al Niño Jesús fue y es una de las más importantes de esta orden religiosa, se arraigó profundamente en Caigua donde su labor misionera perdura hasta hoy a juzgar por la fuerza de las tradiciones vigentes que se manifiesta en las fiestas del Espuntón, en las que se amalgamaron elementos procedentes de las etnias aborígenes que habitaron la región con las de procedencia europea. El templo de la localidad está consagrado a Jesús, María y José; anualmente se visten las imágenes de la Santa Familia con nuevos trajes que son aportados como pago de promesas.
Las celebraciones asociadas a la Navidad comienzan desde el 23 de noviembre, cuando la imagen de Jesús -localmente conocido como el Niño Pascualito o Niño Parrandero- recorre las comunidades cercanas donde es recibido con gran alegría en las casas, en las que se le cantan aguinaldos y se brinda a los asistentes con carato de maíz. Una vez finalizado el homenaje en el vecino caserío de Musumucual, se conduce la imagen en procesión nuevamente a la iglesia de Caigua entrando al templo por el oriente, como el sol. Permanece en la iglesia hasta el día 25, cuando vuelve a recorrer las calles, visitando las casas.
Las fiestas patronales se prolongan desde el 1 hasta el 5 de enero; los días 6 y 7 se llevan a cabo las ceremonias de El Espuntón, la fiesta más grande del pueblo. El 6 de enero, desde muy tempranas horas, se avisa a los residentes mediante toque de campanas en la iglesia y el estallido de cohetes y morteros, que van a comenzar los actos en honor del Niño Pascualito y la fiesta del Espuntón. La imagen de Jesús sale de la iglesia en procesión, acompañada por un conjunto con ejecutantes de violín, mandolina y tambor, que interpreta géneros en su honor. Preceden el grupo las máximas autoridades de la cofradía, portadores del Espuntón y la bandera, emblemas de toda la festividad y los guardianes del Niño, que llevan machetes como señal de investidura. Una sola persona de la comunidad es responsable de sacarla imagen de la iglesia y movilizarla durante todo el extenso recorrido y en las visitas a las casas.
El Espuntón, como en Pueblo Llano, estado Mérida, es una lanza de madera, cuya asta está adornada con cintas tejidas de colores amarillo, azul y rojo: representa para los pobladores la lanza del cacique Caigua, y es manipulada por las máximas autoridades durante la celebración del 7 de enero. En todo momento el portador del espuntón va junto con el que lleva la bandera nacional.
Las máximas autoridades de la cofradía y organizadores de la festividad son el Capitán Mayor y el Festejador Mayor, cuyos mandatos son renovados anualmente en una ceremonia pública. La imagen recorre las casas de familia que se han anotado previamente en una larga lista y su trayecto se prolonga hasta horas de la madrugada. En cada casa hay un sencillo altar adornado con flores donde se coloca la imagen sagrada; el conjunto musical, parte de los guardianes y de la población que acompañan al grupo, aguardan fuera de la vivienda. El custodio de la imagen la toma en sus manos y permite que sea besado por los habitantes de la casa. Al terminar esta ceremonia, se permite entrar al grupo que está fuera y todos son obsequiados con comida y bebida. Esta actividad se prolonga hasta bien entrada la madrugada por la cantidad de hogares que previamente se han inscrito en una lista para solicitar la visita del Niño Jesús.
El día 7 de enero se realiza el festejo denominado El Espuntón, comienza en la iglesia y termina con baile en la plaza de la localidad. El Capitán Mayor, la máxima autoridad, quien además es presidente de la Sociedad de Hermanos de Jesús, María y José, danza sosteniendo el espuntón frente a las imágenes de la Sagrada Familia que están en las puertas de la iglesia, realiza una serie de evoluciones con la lanza arrojándola al aire y procurando siempre que no caiga al suelo, ya que si esto sucede podría acaecer alguna desgracia al pueblo. Las máximas autoridades son las encargadas de ofrecer en su hogar un festejo a la comunidad en el cual brindan comida y bebida a los asistentes. Colocan la bandera y el espuntón en las afueras de su vivienda. Súbitamente, comienza a repiquetear el tambor. En este momento, jóvenes -los caribitos caracterizados como indígenas, simulan robar El Espuntón y la bandera, corren hacia la plaza, situada frente a la iglesia, para iniciar la ceremonia aborigen.
Previamente, las imágenes de la Sagrada Familia que han permanecido en las puertas del templo son conducidas en una breve procesión hasta el lugar que ocupan dentro de la iglesia. El recorrido es acompañado por música de cuatro, violín y tambor. En la plaza está sentado dándole la espalda al templo el personaje que representa al cacique Caigua; ante él formados en semicírculo bailan y cantan los caribitos -presumiblemente en lengua indígena- al compás del tambor. Llevan una gran iguana como animal sagrado, que ofrendan al cacique junto con el espuntón y la bandera, bailan alrededor del cacique y le entregan como ofrenda el espuntón, la bandera y la iguana. Luego, de las manos del cacique los retiran respetuosamente, haciendo reverencias. Posteriormente, comienza a acelerarse el ritmo del tambor, los indígenas bailan con la iguana y posteriormente la arrojan al aire varias veces atajándola cada vez, luego, la iguana es besada por cada uno de los caribitos y por los asistentes. Al final se retiran, el cacique va cargado por cuatro de sus vasallos, el grupo recorre las calles en una procesión durante la cual la iguana es presentada para ser besada por los pobladores que lo deseen. Al final, se devuelven el espuntón y la bandera a las autoridades de la cofradía, quienes se encargarán de guardarlos hasta el año próximo.
Así mismo el día 3 de enero, llevan en procesión desde Mutús hasta Pueblo Llano a Mampoleón Linares (estado Mérida), una figura humana con los brazos abiertos, tallada en una gruesa horqueta de madera, cuidadosamente pintada. Es colocada en la plaza Bolívar. Allí, en un lugar cercano atan a algunas personas voluntarias, que a su turno simulan recibir algunos azotes, a los que llaman “cacao”.
El grupo que participa en este evento está formado por una organización cuyos integrantes tienen nombres militares: oficial del espuntón, el que lleva la lanza y es el de mayor jerarquía mostrando en todo momento la espada; oficial de la pólvora, el que se encarga de coordinar las descargas de los trabucos; oficial de la bandera, de la corneta, del tambor, oficiales de banda, etc.
El grupo es recibido en las casas de la población, en las que bailan géneros musicales tradicionales y se les brinda comida y bebida. Parte indispensable de los alimentos que se obsequian a los participantes es una especie de mazamorra preparada con una cucurbitácea que denominan localmente «churí».
El espuntón, como el resto de las fiestas tradicionales venezolanas ponen de manifiesto la convivencia de la memoria de un tiempo rural donde estas ceremonias nacieron espontáneamente y luego se reglamentaron, estableciendo roles específicos que cada participante cumple con rigurosidad asegurando la perdurabilidad en la memoria colectiva con lo cíclico de las dinámicas turísticas, de mercado y temporales, propias de la modernidad.