El estado Miranda es reconocido musicalmente por dos expresiones tradicionales: el joropo central y los toques de las diversas baterías de tambores asociados a las festividades de la Cruz de Mayo y San Juan.
El joropo central, también conocido como joropo mirandino se ejecuta con arpa, maracas y «buche» (cantante); el arpa, de cuerdas metálicas (registro agudo) y con caja de resonancia bastante ancha, se destaca por su riqueza melódica, a diferencia del arpa llanera de cuerdas de nailon y caja más estrecha, cuya ejecución se afinca en el aspecto rítmico. En la región de Barlovento también se ha observado la ejecución de joropo con bandola de ocho cuerdas en sustitución del arpa.
Los arpistas mirandinos suelen ejecutar una forma musical denominada revuelta que consta de tres secciones: una exposición (denominada pasaje); una sección intermedia de desarrollo yaguaso (pato) y guabina (pez) y una coda (marisela). Las dos primeras secciones son eminentemente instrumentales (arpa y maracas); la coda, en cambio, puede ser cantada. En el joropo central también escuchamos pasajes, donde interviene el cantante con temas alusivos a la naturaleza o los animales. No es propio de esta zona el canto recio que caracteriza a los llaneros; en el baile también se observa una mayor suavidad, acorde con la sonoridad del arpa.
En época de las haciendas de café y cacao, en la zona se tocaban golpes, mientras en Aragua era propio el pasaje, diferencia que disminuyó con el tiempo debido al creciente intercambio entre estos estados vecinos, por lo que hoy en día no existen mayores variantes y en ambos existen golpes y pasajes.
Algunos también identifican al joropo central como tuyero. Seguramente porque fue en el Tuy donde alcanzó mayor vitalidad. Sin embargo, hay quienes precisan que el joropo tuyero es aquel que consta de golpe y revuelta; y a su vez, subdividen a la revuelta en seis partes: pasaje; entrada de yaguazo o yaguazo contestada (según criterio del arpista); yaguazo corrido; guabina; marisela; y llamada del mono. En cuanto al baile, se observa que el golpe es más rápido y más trancado; en cambio el pasaje es marcado y sereno, hasta que el arpa indica la llegada de las entradas o y aguazos y los encierres, que son para el descanso del bailador y en el que puede dejar de dar vueltas y de recorrer la sala, dando comienzo en ese momento a los zapateos, escobillaos, valseos y figuras que adornan el baile. Dentro del repertorio de música y canto tuyero se pueden mencionar; El gato enmochilado, Las ñores, El pilón, Los pajarillos, El trompo enrollado, La oración del tabaco y La reíaloza. Entre los máximos exponentes de esta música están: Fulgencio Aquino, arpista de Tácata; Manuel María Pacheco «El Turpial Mirandino» y Margarito Aristiguieta, copleros e improvisadores del canto tuyero. También el “Lorito de Miranda» y su hermano El «Periquito de Miranda», el «Gabán Tacateño», Pancho Prim, Julián Ascanio «El Platanote», Eduardo Mena «El Gavilán Parrandero» y Silvino Armas.
Las otras expresiones musicales características de la región están asociadas a instrumentos membranófonos e idiófonos. Así encontramos las tonadas de tambor mina, los cantos y bailes del conjunto redondo, el toque de quichimba, —ya desaparecido—, los quitiplás y el carángano que anteriormente se usaron para acompañar el baile de bambas y rumbambayas. Cantos, toques y bailes que en la mayoría de los casos están insertos en el corazón de una fiesta religiosa popular, en los velorios a la Cruz con cantos de fulla y con tonadas, sangueos y malembe en los recorridos y despedida de San Juan o aguinaldos para el Niño Jesús.
Texto extraído del libro Tradiciones populares del estado Miranda, editado por Fundación Bigott.