Los grupos indígenas establecidos en territorio americano y especialmente en el que hoy corresponde a Venezuela conocían la forma de emitir y modificar el sonido mediante el uso de diversos dispositivos que emplearon para construir instrumentos musicales que utilizaban con varios fines: rituales, como acompañamiento obligatorio de danzas colectivas de carácter social, para emitir señales de diversos tipos, para disfrute individual en ratos de ocio, como juguetes infantiles, etc. El objetivo principal de este texto es dar una referencia general sobre los fabricantes del sonido de nuestro país, por tanto consideramos que los instrumentos indígenas son una de las raíces de nuestra cultura popular tradicional. Algunos de esos instrumentos se encuentran incorporados en las variadas expresiones musicales de nuestra nación, unidos armoniosamente a los que llegaron a nuestro continente por vía de Europa y de África, lo que le da a la música venezolana sus rasgos propios.
Los instrumentos musicales indígenas de Venezuela pertenecen fundamentalmente a los tipos idiófonos, aerófonos y membranófonos y un solo instrumento de cuerdas, el arco musical o taliray utilizado por los indios Guajiros y que ha sido casi totalmente sustituido por la turrompa, instrumento utilizado por las clases bajas en la edad media de Europa, conocida también por los nombres de Guimbarda, Arpa judía, trompa lacaya, birimbao o arpa de mandíbula, procedente de Asá y que llegó a nuestro país por vía de Europa, se ignora en qué momento. Posiblemente sustituyó el arco musical porque ambos instrumentos tienen una forma parecida de ejecución ya que utilizan como caja de resonancia la cavidad bucal sosteniendo el instrumento con los dientes y modificando los sonidos con el movimiento de los labios y de la lengua. En el caso del arco musical, es frotado por una varilla como el violín y se modifican los sonidos cambiando la dimensión de la boca por movimientos de los labios o las mejillas y cambiando de posición la mano que sostiene las cuerdas lo que alarga o acorta su longitud.
En algunos yacimientos arqueológicos localizados en diversas regiones del país se han encontrado evidencias de la existencia de estos instrumentos presumiblemente de época precolombina. Entre ellos podemos citar los silbatos trilobulares y globulares de barro conocidos como flautas talladas en hueso con orificios para modificar el sonido, encontrados en el área adyacente al Lago de Valencia. La presencia de agujeros que permiten al ejecutante variar los tonos es un rasgo avanzado de evolución de fabricación de instrumentos musicales.
Suponemos que los materiales con los que fueron construidos los instrumentos musicales, tanto de la época precolombina, como del periodo colonial, son casi las mismas materias primas que se emplean actualmente en los grupos indígenas para fabricar los instrumentos musicales de uso corriente. En cada uno de ellos, se trata de materiales perecederos, condición que unida a la climática del país hacen difícil la existencia de un mayor número de evidencias de la existencia de instrumentos musicales. Solo han perdurado los manufacturados en materiales más duraderos como: barro cocina y hueso.
Casi todos los instrumentos musicales —exceptuando entre otros las sonajas de danza de amplia difusión y una trompeta fabricada con hoja de palma que utilizan los Piaroa— son de uso masculino.
En algunos grupos les está estrictamente prohibido a las mujeres tocar o ver siquiera los instrumentos que se emplean en ceremonias religiosas.
La marca ritual es casi exclusivamente utilizada por shamanes de sexo masculino a diferencia de otras partes del mundo. Solo en el grupo Guajiro las mujeres pueden oficiar ceremonias de curación acompañadas por la maraca. En este grupo hombres y mujeres pueden ser shamanes pero es mayor el número de curanderos de sexo femenino, quizás esto pueda atribuirse al proceso de secularización por el que ha atravesado el grupo.
La música en cada cultura y por ende los instrumentos con que ella se interpreta tiene características específicas que dependen de la tradición cultural de cada grupo social, estrechamente relacionado con el proceso histórico de constitución de cada uno de ellos.
Texto extraído del libro Fabricantes del sonido, editado por Fundación Bigott