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Cultura popular

Instrumentos membranófonos

En las expresiones musicales populares de nuestro país es empleada una variedad de membranófonos que, como puede observarse a partir de la revisión de antecedentes, fue integrada en su mayoría a nuestro patrimonio a partir del proceso de colonización y a la presencia africana.

Entre los membranófonos de fricción destaca el furruco, instrumento acompañante por excelencia de la música navideña, tanto en ceremonias rituales que se realizan en los alrededores de las iglesias, como en la música típica de este período con sus variantes regionales. En su fabricación se emplean materiales como madera o calabaza para la caja resonancia y una vara de madera que se encera para facilitar la fricción y la emisión del sonido. Se ejecuta en conjunto con tambores, cuatro, guitarra, maracas y charrasca, según las costumbres locales. Perteneciente a este grupo y asociado igualmente a las celebraciones navideñas, es conocido en la región occidental el pujío o pandero.

El tambor de estribillo, membranófono de marco o bastidor, tiene su uso más frecuente en el acompañamiento del golpe y estribillo de la región nororiental de Venezuela en los estados Sucre y Nueva Esparta. El Mina es un tambor de una sola membrana tensada por cuñas, tiene una altura aproximada de dos metros y se emplea en el estado Miranda, en Barlovento, durante el ciclo festivo de San Juan Bautista. Es tocado en la víspera del día consagrado al Santo, en el repique a ritmo vivo que se efectúa a la salida de la procesión y como acompañante de las danzas colectivas que se realizan en la plaza situada frente a la Iglesia. En la ejecución de este instrumento se reúnen las características de dos tipos de instrumentos: idiófonos y membranófonos, ya que se percute en la membrana o ‘‘boca de mina” con dos varillas cortas de madera denominadas ‘‘laures» y con éstos mismos otros ejecutantes se golpetean rítmicamente sobre el cuerpo.

Como acompañante en la ejecución del mina, se emplea siempre la curvata o curveta, tambor de altura promedio de un metro, que se percute con palos.

El cumaco se conoce también como Tamunango, posee una membrana y para su ejecución se coloca acostado en el suelo o bien puede llevarse — en las procesiones— cargado sobre los hombros entre dos personas. Pueden ser tocados dos tambores de este tipo simultáneamente: un solo ejecutante que percute la membrana con las manos desnudas, mientras otros percuten sobre el cuerpo del tambor con varillas de madera. Se emplean en las ceremonias asociadas a los actos que organiza la iglesia cristiana en honor de San Juan Bautista en Barlovento y de San Antonio de Padua, en el Estado Lara y en los velorios que en casa de los devotos se organizan para pagar promesas, por lo que pueden definirse como de uso ritual.

Los llamados pipa, son tambores de barril que en la población de Naiguatá se usan durante el ciclo festivo en honor a San Juan y a San Pedro.

En las fiestas del Bautista representan un elemento de gran relevancia. Se ejecutan en conjunto, repicando frenéticamente a la salida del santo que llevan en hombros los devotos. Acompañan la procesión y las danzas de parejas sucesivas que se realizan en la fecha.

Al ritmo de su repiqueteo avanzan los devotos por la ruta establecida por la tradición local, cambiando de ubicación el grupo de tambores a medida que los fieles se desplazan.

Son tambores de una membrana, que con frecuencia llevan el cuerpo es decorado con pinturas de vivos colores.

El pendejo o culo en tierra es un tambor pequeño que se ejecuta con la mano desnuda, y con palos.

Lo puede llevar el ejecutante cargado sobre un costado o bien sentado, con el tambor colocado entre las piernas. Acompaña diversas expresiones musicales del país especialmente de la región centro costera.

Su uso casi ha desaparecido en nuestro país, se empleaban en la población de Choroní, Edo. Aragua. Son fabricados con la mitad de una cáscara de coco, y llevan una membrana tensada en su parte superior. Posiblemente su nombre — culo en tierra— proviene de su colocación sobre la arena para ser ejecutado. Procede de instrumentos muy antiguos.

 

 

Texto extraído del libro Los fabricantes del sonido, editado por Fundación Bigott