Anteriormente nos hemos referido a los instrumentos musicales de origen africano que, después de un largo período de utilización en Europa, fueron trasladados a Venezuela por los colonizadores quienes los consideraban como parte de su propia herencia cultural y que hoy están presentes en las diversas expresiones musicales que se ejecutan en el país.
De aquí en adelante, daremos información de tipo general acerca de los de procedencia africana propiamente. Hemos seleccionado estos instrumentos por su incorporación en ritmos que son de evidente origen africano y por haber hallado en la bibliografía consultada, documentación acerca de instrumentos musicales de este continente que coincide con las características que poseen los de uso vigente en nuestro país. No obstante, acerca de la procedencia de algunos instrumentos existen aún dudas que deberán ser aclaradas en posteriores trabajos de investigación. Los contingentes de africanos trasladados a América como esclavos comienzan a llegar a partir del siglo XVI, procedentes de diversas regiones de África para ayudar en los trabajos programados por los colonizadores, muy especialmente en las plantaciones de cacao— que paulatinamente habían ido convirtiéndose en uno de los principales renglones de exportación— también en la explotación minera y en los trabajos domésticos, como refuerzo de la mano de obra indígena diezmada rápidamente en el transcurso de relativamente pocos años: “ El aumento de la producción agrícola y la escasez de mano de obra indígena, impusieron la necesidad de recurrir a la importación de esclavos africanos, cuya fortaleza física superaba en mucho a la del indígena.
En muchos casos el castellano les sirvió como medio de comunicación para establecer, tanto relaciones con otros negros, como con los europeos peninsulares y la población criolla e indígena. Para celebrar sus fiestas tuvieron que ceñirse a las fechas importantes fijadas por el calendario católico en las que los amos les concedían tiempo libre para su expansión, produciéndose en estas ocasiones un intercambio de experiencias que propició la configuración de una cultura diferente a la que trajeron de África. Para la celebración de las fiestas cristianas se agruparon en cofradías, donde estas sociedades o hermandades habían surgido en la Edad Media en Europa y además de realizar esta función, llevaban a cabo labores destinadas a incrementar la solidaridad y ayuda mutua entre sus integrantes. Estas organizaciones aún perduran en el país y en las regiones donde existe una alta proporción de población negra, las más importantes son las establecidas para honrar a San Juan Bautista, San Benito de Palermo y San Antonio de Padua. A diferencia de otros países americanos — como Cuba y Brasil entre otros— en los que se establecieron fuertes lazos de unión entre los negros procedentes de una misma etnia, en Venezuela hay pocas referencias acerca de la constitución de organizaciones semejantes.
No obstante por el tipo de instrumentos de origen africano de uso vigente en la nación, suponemos, por el examen de las fuentes consultadas que numerosos esclavos procedían de etnias ubicadas en el antiguo reino del Congo y especialmente de las poblaciones costeras del territorio que corresponde actualmente a Zaire y la República Popular del Congo, ya que de allí proviene una parte importante de los instrumentos musicales que se emplean como acompañantes de fiestas y danzas de diverso carácter. El antiguo reino del Congo a mediados del siglo XV antes de la llegada de los portugueses “se extendía a lo largo de la costa Atlántica entre Ogué y Benguela, y en el interior hasta las vallas de Kwango y de Kwanza, estaba dividido en seis provincias alrededor de la capital Ambassi (San Salvador). El reino de Loango le estaba sometido. Instrumentos de las cuatro categorías – idiófonos, aerófonos, cordófonos y membranófonos– hemos identificado entre los de procedencia africana. Idiófonos como el quitiplás, la maraca, la marímbola, y el carángano elaborado con pedúnculo de hoja de palmera; membranófonos los tambores de uno y dos membranas de cuero de diferentes tipos y dimensiones; aerófonos posiblemente la flauta nasal que acompaña los tambores en las fiestas de San Benito, y cordófonos como el arco musical— Carángano, marimba o Ciríaco— con cuerda verdadera y cuyo uso está ampliamente difundida en todo el país. Para nosotros, precisamente por su amplia difusión su procedencia es dudosa aunque algunos investigadores afirman que procede de las culturas Bantú.
Texto extraído del libro Fabricantes del sonido, editado por Fundación Bigott en el año 1987.