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Tradiciones venezolanas

Instrumentos musicales en la Tradición Popular Venezolana: Idiófonos

En la tradición popular venezolana, registramos un numeroso y diverso grupo de idiófonos, cuya procedencia histórica, nos remite nuevamente a las diferentes configuraciones culturales de los pueblos que contribuyeron a conformar en núcleo de nuestra cultura instrumentos que definen su carácter dentro de clasificaciones universales, ampliadas en algunos casos particulares, por la variedad de los materiales y técnicas empleadas, así como por las especificaciones que hoy los identifican, producto de la integración de rasgos y del propio proceso de transformación inherente a todo hecho cultural. Entre los idiófonos empleados en música popular tradicional, de origen reconocido entre las comunidades indígenas autóctonas americanas, destaca la maraca, sonajero generalmente hecho del fruto de taparo (crescentia cujete) seco y ahuecado, presenta un par de perforaciones que sirven para insertar un mango como eje, el cual es asegurado por diversos medios. En su interior son depositadas un puñado de piedrecillas o semillas secas, que por sacudimiento permitirán el entrechoque con la corteza del fruto para producir el sonido.

En numerosas celebraciones de carácter ritual, pertenecientes a la devoción cristiana, la maraca es empleada a la manera indígena, es decir individualmente en la mano derecha, éste es el caso de su empleo en cantos de fulía en la región central del país, en las ceremonias dedicadas al Niño Jesús por pastores en la región central, por los devotos de Nuestra Señora de la Candelaria, en el Estado Mérida.

En las otras expresiones musicales de la cultura popular tradicional, la maraca es empleada en par -una en cada mano- su ejecución acompaña a conjuntos de instrumentos de cuerdas, membranas y aire. Requiere precisión y destreza y subraya marca el ritmo de los compositores.

Instrumentos musicales venezolanos

Existen bastones de ritmo de diverso tipo, que por la universalidad y antigüedad de su empleo podrían ser asociados tanto a los usados en comunidades indígenas como a los que provienen de otros continentes y reflejan la influencia de pueblos de Asia y el cercano Oriente cuyo contacto con Europa fue muy anterior a la llegada de los colonizadores a nuestro continente. Es el caso del chineco. Bastón ornamentado con medias lunas hechas de metal o de madera y que van dispuestas en el extremo superior. Este instrumento difundido en la región central de Venezuela luce comúnmente atados de cintas de diversos colores, cascabeles y chapas de hojalata para enriquecer su sonoridad por sacudimiento. Están construidos con una vara de madera de altura promedio de dos metros y medio, en su parte superior puede llevar una o dos barras de madera de unos 30 o 40 centímetros en cuyos extremos colocan las siluetas de las medias lunas, con ganchos de alambre que se engarzan de los bordes de estas siluetas, se sujetan cascabeles y chapas de latón, así como cintas de colores. Los chinecos de hojalata, llevan las medias lunas hechas de este material y clavadas en la vara del bastón, de ellas penden trozos pequeños de metal, cascabeles unidos con alambre y del propio bastón son atados grupos de cintas de tela.

Los gajillos, son otro tipo de bastones de ritmo conocidos en la región central del país, su construcción y usos están relacionados con los del chineco, llevan en el extremo superior una barra de madera de unos treinta cms., a la cual son clavados juegos de chapas, cascabeles y también tiras de papel crepé, o papel de seda, más recientemente han sido utilizados papel de periódicos y plásticos tanto para ornamento como para aumentar el efecto de sonoridad. Ambos instrumentos son empleados para música en las fiestas de la tradición navideña en nuestro país. Dentro del grupo de idiófonos de mayor popularidad pueden mencionarse los llamados chaperos cuya construcción tiene variedad en cuanto a las formas.

Pueden estar hechos de un alambre grueso doblado como un aro. sencillo o doble como un ocho, que lleva ensartado un juego de tapas metálicas de refrescos aplastadas y perforadas, las que por golpeo y sacudimiento producen su sonido de entrechoque. Los chaperos suelen estar hechos también de una pequeña tabla en la cual son clavados en juegos las chapas de refrescos igualmente aplastadas. Los fabricantes dejan generalmente en el caso de los ejemplos mencionados un mango o asa. Dichos instrumentos son empleados en música de navidad.

 

Texto extraído del libro Fabricantes del sonido, editado por Fundación Bigott.