Los yanomamis son la etnia indígena más numerosa de las que habitan el estado Amazonas. De los 43.000 Indígenas que allí viven, unos 13.000 son yanomamis. Ocupan un territorio de 37.000 km2, en el extremo sureste del estado, en unas 180 aldeas (shaponos), compuestas de 50 a 150 miembros, levantadas selva adentro, lejos de los ríos navegables, pues hasta la década de 1980 desconocían la técnica de construcción de canoas.
Son agricultores, recolectores, cazadores, y en algunas ocasiones pescadores. Cerca de un 75% de sus alimentos proceden de la agricultura. De sus conucos obtienen el plátano, su principal alimento, el cambur, la yuca, el ocumo, el ñame, el maíz, la papaya o lechosa, la caña de azúcar. De la caza logran pequeños animales, que representan su principal fuente de proteínas. De la recolección consiguen los productos del pljlguao, la palma moriche, el seje y el cucurlto, el merey, el cacao y diversas nueces y hongos. La pesca, poco Importante en su dieta, complementa sus necesidades proteínicas.
Entre los yanomamis hay algunas prácticas alimentarlas que les son favorables, como es el caso de los niños que se alimentan exclusivamente de leche materna durante los tres o cuatro primeros años de vida. Otras prácticas pueden considerarse como tabúes alimentarlos: los preadolescentes varones no comen generalmente mono, pereza o cachicamo pequeño. Las niñas tienen también algunas prohibiciones, que se acrecientan cuando llegan a la pubertad y permanecen hasta que conciben su segundo hijo. Durante ese tiempo, por ejemplo, se abstienen de comer carne de mamíferos o piezas de cacería.
La población de Amazonas puede dividirse, grosso modo, en dos grandes grupos: los llamados «criollos», de origen blanco-indio-negro, que viven generalmente en las principales poblaciones de la entidad y se dedican mayormente a las actividades comerciales o relacionadas con la administración pública, y los indígenas, que pueden, a su vez, subdividirse en dos subgrupos: los indígenas transculturizados o en vías de hacerlo y los indígenas selváticos.
Cada uno de estos grupos y subgrupos presenta sus propios regímenes alimentarios, aunque se trate de formas de alimentación muy simples. Los criollos, y los indígenas transculturizados, se alimentan de productos locales, tanto de la agricultura como de la ganadería, y especialmente de productos frescos y enlatados producidos fuera de la región. Algunas encuestas de consumo de alimentos han determinado un alto consumo de enlatados y de bebidas gaseosas entre la población criolla de Puerto Ayacucho. Aparte de los platos tradicionales de la cocina nacional y algunas preparaciones de cocina internacional, en los pocos y modestos restaurantes de la localidad, casi todos ubicados en el centro, la gastronomía «criolla» no cuenta con muchos platos de interés, aparte de los que tienen como materia prima los diversos pescados de río de la región, preparados como hervido, fritos, asados a la parrilla u horneados.
La gastronomía de los indígenas selváticos, especialmente yanomamis, y de algunas comunidades de panares, piapocos, piaroas y guahibos, cercanas a las principales poblaciones y a las misiones, presenta opciones muy interesantes, entre las que se cuentan las preparaciones de los muchos pescados de río, más de 51 variedades, asados, algunas veces ahumados, y envueltos en palma verde tejida y acompañadas de torta de casabe, tal como puede observarse en algunas ventas indígenas de alimentos en la avenida Orinoco. Es usual el empleo de la salsa katara o catara (elaborada con yare, el zumo de la yuca amarga, especias y las cabezas de bachacos culones) para sazonar las carnes y cualquier otra comida. Estos grupos emplean corrientemente en su alimentación diversas carnes de cacería (como la danta o danto, la lapa o tinajo, el chigüire o capibara, el venado, el báquiro, el picure, etc.); algunos quelonios (como el morrocoy o el terecay, y sus huevos); aves (como el paují, el pato silvestre, el pavo y la gallina); plantas de sus conucos (como la yuca y sus derivados, el ocurno, el ñame, el mapuey, el plátano, el maíz, la auyama, la caña de azúcar, el onoto, el ají, y frutas como la lechosa, el rnerey, etc.); peces de agua dulce (como el morocoto, la palometa, el bocón, el caribe, la guabina, el lau lau, la sardina, el bagre rayao, el coporo, la payara, la cachanra, la curbinata, el dorado, etc.); miel de abejas; algunos reptiles e insectos (bachaco culón, insecto de palma, termita, araña mona); caracoles terrestres, camarones y cangrejos de río; frutos de diversas palmas, y plantas y frutas silvestres recogidas en la selva, algunas desconocidas para el resto de los venezolanos que viven al norte del río Orinoco.
Texto extraído del libro Entre Gustos y Sabores, editado por Fundación Bigott en el año 2003.