La granada tiene una larga historia en países orientales como símbolo del amor y la fecundidad, la cual proviene de su capacidad de reproducción por las numerosas semillas que contiene el fruto. Se dice que los fenicios difundieron su cultivo por todo el Mediterráneo en los sitios donde establecieron colonias. Sus frutos eran ingrediente indispensable en una bebida que consumían en sus fiestas rituales. De allí su nombre «manzana púnica».
Las mujeres chinas ofrendaban sus frutos a la diosa de la Misericordia cuando estaban orando por sus hijos, especialmente por los varones. En Egipto era usual hallarlo en los jardines domésticos. En algunas antiguas tumbas han sido encontrados restos de estas frutas. Los judíos la tuvieron en gran estima y aparecen referencias sobre ella en la Biblia. La consideraban una de las siete plantas bíblicas.
En ocasiones se ha pensado que no fue con una manzana con lo que Eva tentó a Adán, sino con una granada. Se dice que las columnas del templo de Salomón estaban decoradas con granados; asimismo, figuraron como adorno en la corona y cetro reales de los persas. Para los griegos era una planta sagrada que suponían brotada de la sangre de Dionisio, dios de la fertilidad, quien muere y sucesivamente resucita. Homero la menciona en La Odisea nueve siglos antes del nacimiento de Cristo.
Fue usada también como elemento simbólico en el arte cristiano. Los moros, quienes ocuparon territorio hispánico durante siete siglos, la cultivaron y tuvieron en gran estima, sembrándola como árbol ornamental y frutal en las áreas principales de sus viviendas; además, era considerada portadora de buena suerte. Tanta fue su importancia en ese país que es flor emblemática de España y aparece en el escudo de Colombia, antigua Nueva Granada.
Precisamente por esta larga historia y uso frecuente en España fue uno de los primeros frutos que se trajeron de Europa a América, según lo reseñan numerosos documentos en el que aparecen los listados de especies vegetales que se condujeron a este continente. Una vez que se inició la construcción de viviendas coloniales con patio interior, limoneros y granados eran comunes en el patio principal. En Venezuela, y en todo el continente americano, aún se escuchan las antiguas adivinanzas de raíz hispánica que han sido transmitidas oralmente de generación en generación.
Este fruto se consume fresco, pero debe cosecharse “hecho” porque tiende a agrietarse al madurar. Se conserva hasta por seis meses en refrigeración, donde mejora su sabor. Se utiliza para la preparación de jugos, vinos y jarabe de granadina.
Las flores y corteza del fruto contienen taninos útiles para teñir telas y curtir cueros. A varias partes de la planta se les han señalado usos medicinales: con efectos antiinflamatorios, antihelmínticos, antiespasmódicos y reguladores de la tensión arterial. También, es utilizada ampliamente como planta decorativa.