La religión cristiana, también de origen oriental, unió a su cuerpo de creencias las tomadas de antiguas religiones de la misma área y fue difundiéndose en Europa en un proceso gradual que abarcó desde el siglo V al XV y en el cual, como ya hemos apuntado, se incorporaron a su vez configuraciones culturales que habían logrado la participación popular y enriquecieron las ceremonias cristianas.
La fecha del nacimiento de Jesús, hecho de indiscutible trascendencia, que dividió la historia del mundo occidental en dos períodos, fue establecida entre los siglos III y IV de nuestra era, en un acuerdo tomado entre las Iglesias cristianas oriental y occidental. La Iglesia oriental durante mucho tiempo había conmemorado este hecho el día 6 de enero, pero el trato fijó el 25 de diciembre:.. “era la costumbre establecida de los paganos celebrar en el mismo 2 5 de diciembre el nacimiento del sol, haciendo luminarias como símbolos de ¡a festividad. En estas fiestas y solemnidades tomaban parte los cristianos. Por esto, cuando los doctores de la Iglesia dieron cuenta que los Cristianos tenían inclinación a estas fiestas, se consultaron y resolvieron que la verdadera Navidad debía solemnizarse ese mismo día 6 y la fiesta de la Epifanía el 6 de enero. Por esta razón, se siguen encendiendo luminarias hasta el día 6.
Muchas de las ceremonias que se llevan a cabo en nuestro país en la época de Navidad, han disminuido en criterio de los participantes en ellas su significado ritual y, sin embargo, continúan realizándose en el período comprendido entre los primeros días de diciembre y el 2 de febrero, fecha en que se rememora la Purificación de la Virgen o la Presentación de la Virgen o la Presentación del Niño en el Templo.
Para todo el país, es un tiempo especial en el que se formulan buenos deseos para el año que sigue y como en muchas naciones del mundo occidental, hay una serie de costumbres especialmente para ser cumplidas durante este tiempo, tales como la música, interpretada con instrumentos específicos de la ocasión, los alimentos y bebidas, los intercambios de presentes, el uso de ropas de estreno, el arreglo de viviendas, etc. Todos ellos se relacionan con costumbres también muy antiguas.
En esta parte nos referiremos muy brevemente al origen de algunos de los elementos que se encuentran en las ceremonias rituales vigentes en diversas áreas de nuestro país.
La colonización de América por España nos vinculó en forma determinante con la cultura occidental, cuyo origen puede establecerse en las riberas del Mar Mediterráneo, para los antiguos Mare Nostrum, mar de nuestra civilización y área en la que confluyen las más antiguas culturas que dieron fisonomía a la tradición cultural de Occidente: Grecia y Roma, las cuales se nutren del aporte fecundo de las culturas orientales e introducen en sus territorios europeos, entre otros, elementos culturales y religiones practicadas en esta región y que se difundieron en extensos territorios del continente europeo. Uno de los más importantes, antiguos y persistentes fue el culto al Sol, conocido bajo diversas advocaciones, entre ellas Sol Invictus y Mithra. En relación a los cultos europeos solares y a las fechas consagradas por los solsticios para la realización de ritos especiales, Frazer apunta lo siguiente: “En primer lugar, respecto a las fechas de los festivales no puede ser simple accidente que las dos fechas más importantes y más extensamente difundidas coincidan más o menos con los solsticios estival e invernal; es decir, con los dos puntos críticos en el curso aparente del sol cuando alcanza, respectivamente, la mayor y menor altura al mediodía. Claro está que con la celebración solsticial de navidad no hay tugara dudas, sabemos por el testimonio expreso de los antiguos, que fue instituida por la Iglesia para reemplazar un viejo festival pagano del nacimiento del sol, el cual parecía creerse que renacía en el día más corto del año, tras de que su luz y su calor se veían crecer hasta obtener su plena madurez en el solsticio de verano. Por esto, no es hipótesis muy arriesgada suponer que el leño pascual que figura tan prominentemente en la celebración popular de la Pascua de Navidad tenía originalmente por objeto ayudar al parturiento sol de invierno a reencender la que creían la luz expirante.
Según testimonios de investigadores, existían instrumentos musicales específicamente utilizados en las ceremonias solsticiales auspiciadoras de fertilidad y de uso ampliamente difundido en diversos países europeos. Refiriéndose al furruco, instrumento membranófono de fricción que llega a nuestro país por vía europea, se apunta lo siguiente: “Se utilizó en Europa mucho antes de la llegada del Cristianismo en las ceremonias relacionadas con el solsticio de invierno, a las que sustituyó posteriormente la celebración de la Navidad. En países de ese continente -Holanda y Alemania entre otros- se empleó en las fiestas de San Martin- 1 2 de noviem bre- y en el período comprendido entre esta fecha y la Epifanía —6 de enero. Aparece representado en obras de notables pintores, entre ellos Eranz Hals y Bruehel el Viejo, y en las ilustraciones que forman parte de la obra ‘Gabinetto Armónico.
Texto extraído de la Revista Bigott #9, editada por Fundación Bigott en el año 1986.