En el pasado fui maravillosamente tocado por la energía envolvente de esta noble callaoense. Poseedora de ancestral sapiencia, excelente cantadora, apasionada portadora de la tradición del calipso. Madama Cleotilde Billings. Con ella el Carnaval adquirió nuevos matices para mí. Hasta conocerla, esos días de febrero, que eran sinónimo de días libres, playa, echadera de agua, y hasta irrespeto, se convirtieron en símbolo de identidad y orgullo nacional.
A Cleotilde no la conocí en una tarima, ni por los videos o reportajes que sobre ella hicieron los medios. Nuestro primer encuentro fue más bien personal: fuimos compañeros de trabajo. A inicios de la década de 1990 cuando pasé a formar parte del equipo de profesores en los Talleres de Cultura Popular de Fundación Bigott cumpliendo el rol de Coordinador de esos excelentes maestros. Uno de ellos fue la “Profe Clota”, como cariñosamente le llamaban algunos. En apariencia una señora de semblante adusto, directa (sin “filtros”) en su comunicación. Pero bastaba trascender la coraza, debajo de la cual había una mujer sencilla, sensible, solidaria. Una artista, sobre todo. Una gran artista e incansable defensora de su tradición.
A mi llegada a FB, me reuní con cada profesor. Aquel día me presenté con ella y la invité a conversar. Era la profesora del taller Baile de calipso, sobre eso hablamos. La conversa marchó normal hasta que algo que dije le disparó las alarmas: – “¡No, mi niño…!” (me atajó) – “Permítame que le explique, mi niña…” (repliqué respetuosamente). haberla llamado “mi niña”, término que ella utilizaba con frecuencia, le causó gracia y confianza, creo. Se rió y me permitió continuar. Ese fue el comienzo de una larga amistad. –“Mi niño, no me han desocupado el salón”, – “Ya se lo vamos a desocupar, mi niña…”
Llegaba una o dos horas antes y me buscaba para conversar. Cada conversa era una clase sobre el calipso y sus experiencias: los Diablos con sus “mandadores” (especie de látigos) que sacudían al piso para infundir respeto y mantener el orden en la comparsa, las madamas con sus trajes y su forma ceremoniosa de andar:” Ellas visten como vestían las señoras de antes. ¡No es disfraz!”. “Los ‘Medio pinto’ se pintan el cuerpo de negro, el nombre es porque antes decían: ‘dame un medio (Bs 0,25) o te pinto’…” Los personajes que frecuentemente recordaba: Isidora Agnes, la comadre Lulú Basanta, Miguelina Conde, la Madama blanca y otros tantos. Con cada uno había una historia, una anécdota…
“Son muchas las comparsas, mi niño: Las Madamas, Agricultura, Medio Pintos, Los veteranos… Unos salían de madrugada y otros por la tarde… Los grupos y cantantes: The same people, Los hermanos Clarck…Kenton Saint Bernard, Carlos Small, Carlos London. La picardía de las letras de calipso. Recuerdo un canto que tradujo para mí cuyo primer verso decía: “Mrs Marksman, call the doctor for me…”
Me contaba que siendo jovencita se escapaba para unirse a las comparsas, su madre no compartía esas aventuras, y cuando la descubría… “¡Ay!, pa’ qué te voy a contá, mi niño…”.
Su apellido de soltera era Stapleton y el de casada: Billings, el apellido de ese honorable profesor, su pilar, pedestal y fortaleza (ella le llamaba “Lindo”). Siempre estuvo ahí para darle apoyo. En la casa materna de la Madama se hablaba español e inglés, el inglés de los mineros buscadores del metal precioso que habían llegado desde las Antillas y de los cuales heredaron la tradición y los instrumentos que luego fusionaron con las formas e instrumentos criollos, el cuatro entre ellos. Recordaba que cuando sus padres se peleaban delante de ella y sus hermanos, lo hacían en patuá. Ni ella ni sus hermanos tenían idea de qué se decían…
“Se les llama tambor de calipso, mi niño, porque el Bumbac, es un tambor pequeño que ya no utilizan los músicos de El Callao”. Ceotilde me habló e hizo probar de los platos de su tierra: calalú, domplin, banan pilé, yinyabié…
Una vez ofrecimos un taller de cantos de calipso, ella como instructora. Fue el primero de muchos. Pero en este, en particular, se encontró con un grupo de alumnos con los que logró especial empatía. Repetimos el curso y ahí estaban fortaleciendo esa relación que se fue haciendo frecuente. Era el génesis de lo que en el futuro sería la Agrupación Yuruari.
El hecho se fue formalizando con ensayos hasta que se presentó la oportunidad. Fue la vez cuando a Los Talleres llegó invitación para un evento en el que habría visitantes extranjeros. Querían mostrarles el calipso que se hacía en el país. Vasallos del Sol, agrupación lider de la institución, estaba de gira y con ellos María Teresa López (Gerente de los Talleres de Cultura Popular). De haber estado, a ellos correspondería el honor. Consulté con la Madama y decidimos asumir el riesgo. Fue una verdadera audacia de nuestra parte, pero estaba confiado en el trabajo al cual había hecho seguimiento personalmente.
Contábamos con dos o tres semanas en las que hubo verdaderas carreras: vestimenta que el grupo en gestación no tenía. Ellos resolverían. Ensayos intensivos, la Madama fue implacable con esto. Stella Marquez, cuatrista guayanesa y profesora de los TCP, asumió la dirección musical.
Un transporte nos recogió el día y hora señalada. Ese mismo día regresaba de la gira María Teresa, pero suponíamos que llegaría tarde y se quedaría a descansar en casa, no se enteraría. No fue así: se presentó en el lugar justo cuando el grupo hacía su primer número. Antes había pasado por Los Talleres de Cultura Popular para enterarse de las novedades y le contaron. Debe haberse preocupado: estaba en juego la imagen de la Fundación. Se acomodó entre el púbico, no tuvimos tiempo de hablar, pero su semblante complacido fue señal inequívoca de aceptación.
A partir de ese momento el grupo adoptó el nombre Yuruari, y fue componente central junto a Cleotilde de las comparsas que organizábamos en Fundación Bigott. Estas comparsas que tuvieron un impacto importante en los carnavales desde los comienzos del proyecto Talleres de Cultura Popular (década de los años 1980), contó desde siempre con la presencia de la profe Cleotilde Billings, sin embargo, adquirieron mayor contundencia simbólica con la incorporación del grupo Yuruari secundando a la Madama. En la percusión Carlos Forti (hijo de la Madama), se encargó de instruir y velar por la correcta ejecución de los tambores.
La Madama se hizo de varias estrategias para enseñarles la tradición: ensayos y conversas permanentes, viajes a la población de El Callao, relación directa con los propios cultores del lugar,. Para esto contó con el apoyo que su esposo, el maestro Billings, su hijo Carlos Forti (percusionista y director de una agrupación de calipso en Caracas), así como de Fundación Bigott a través de María Teresa López (Gerente TCP)
En una siguiente etapa, el profesor Carlos Arcila se encarga de la dirección musical. Para entonces, M. T. López ya había incorporado a Yuruari como parte de los grupos de la institución. En el desarrollo artístico del grupo, fue determinante la presencia del Maestro Billings quien aportó valiosos y amplios conocimientos, históricos, musicales (académicos y empíricos), y la lengua en la que se hacen los cantos. Después de esto ya el grupo estuvo listo para su primera grabación. Fue la única hecha en Fundación Bigott, pero emblemática indudablemente.
Una anécdota que siempre recordamos sucedió en un taller de cantos de calipso que ofrecimos para un grupo de niños de una institución pública. Al concluir debíamos acompañarlos musicalmente y luego la Madama también cantaría. Para ello invitamos a un cuatrista y dos percusionistas. Allí estuvimos todo ese día, menos el cuatrista. Entonces me tocó sin haberme preparado, honrar el compromiso. Acompañamos a los niños y luego a la Madama, pero con un cuatro a mi estilo. Más tarde fui víctima de los chistes de todos, incluida la profe Clota. Para ellos hasta el calipso los tocó con ritmo de tamunangue.
En sus últimos tiempos, fui a visitarla en compañía de varios amigos (profesores y exalumnos), entre ellos: Zoyla Moyetones, una de sus más estimadas pupilas, y Carlos Arcila. Ese día cantamos, y cantó para nosotros. También recordamos anécdotas, entre ellas cuando tuvo que ser acompañada por un cuatrista tamunanguero. Fue una de las cosas que más le hizo reir.
Recordamos cuando Yuruari visitó por primera vez a El Callao y las impresiones de los músicos jóvenes de su pueblo. Para ellos el Calipso que interpretaba la Madama le sonaban a bolero, es decir, muy lento. También recordamos los elogios de Carlos Small, su comadre Lulú(Lourdes) Basanta, Kenton Saint Bernard y otros de los viejos cultores quienes coincidieron en elogiar a la Madama por mantener la forma original que ellos conocieron siendo jóvenes.
La cultura es dinámica, va cambiando progresivamente, pero en la memoria de la Madama se conservaron esas viejas formas, rítmicas y melódicas, que supo transmitir, caro testimonio registrado en esa grabación única que hiciera para Fundación Bigott.
Cleotilde Billings nos dejó un legado importante. Siendo fiel portadora de la cultura de su tierra nos contagió su energía, su amor y ese especial celo que su entorno de amigos y alumnos de entonces agradecemos infinitamente. Hay en Caracas y varios lugares del país, incluso fuera de nuestras fronteras, ex-alumnos que la recuerdan y se han dado a la tarea de ser multiplicadores de sus enseñanzas. En el presente la agrupación Yuruari, continúa, porque en esto se ha empeñado Rómulo Forti, uno de sus hijos, quien ha querido hacerlo amorosamente como recuerdo y homenaje a esta sabia cultora de voz y personalidad extraordinaria.
En Fundación Bigott el salón de danzas lleva su nombre, un homenaje que la institución le ofreció en vida, ella con sus propias manos develó la placa en la puerta de la sala.
Sirva este breve recordatorio para rendir homenaje a esta querida y respetada amiga a quien despedí con el canto de La Salve larense, como lo hacemos con los tamunangueros que se nos van, canto que, tanto ella como el honorable maestro Leopoldo Billings, valoraban.
Sea también extensivo, este recordatorio para aquel grupo de personas que la acompañó en la primera etapa de esa romántica aventura que significó Yuruari de aquellos tiempos:
Blanca Milano, Carlos Arcila, Carlos Chacón, Carlos Forti, Franco, Carlos Sotillo, Cosme López, Doris González, Freddy Franco, Luis José Ródríguez, Ma Teresa Mondragón, Miguel Barroeta, Najaneth Pérez, Rafael Rondón, Ramón Mezones, Simón Chessman, Stella Marquez, Tania Cañas, Yarisma, Tulimari García, Willy Mayo, Yarisma González, Zoyla Moyetones, Zoraima Urbina.
(Grupo directivo de los TCP, década 1990: Antonio López Ortega -Gerente FB-; Ma Teresa Lopéz -Gerente TCP-; José Esteban Pérez Sira -Coordinador TCP-)
All day to day, all nigth to nigth. y rasgueos del cuatro para calipso. https://tucuatro.com/camburpinton/calipso-de-el-callao-edo-bolivar/
José Esteban Pérez Sira
Video y escrito sobre Cleotilde.
https://angelucho.wordpress.com/2010/02/07/a-cloetilde-billings/
Falleció músico venezolano Leopoldo Billings
http://www.eluniversal.com/2010/01/27/til_ava_fallecio-musico-vene_27A3348811.shtml
Cleotilde Billing.Callao Calipso. https://www.youtube.com/watch?v=Fh1ey7OwmKc
Convenezuela All day today https://www.youtube.com/watch?v=pNvY7IBWxYc
El Carnaval en Venezuela https://www.youtube.com/watch?v=UlltYPBEspw
Escrito sobre Cleotilde Billings.
http://www.corneta.org/no_84/carnaval_el_callao_madama_cleotilde_de_billings.html