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Artistas

Maestros del Arte: Bárbaro Rivas

Este pintor recordado como el ‘’banderero’’ al servicio del ferrocarril, nació en Caruto, aledaño a Petare, estado Miranda, el 4 de diciembre de 1893 y es considerado uno de los artistas fundamentales de la pintura venezolana.

Poco se conoce de su vida y el desarrollo de su obra antes de su descubrimiento público. Se sabe que Bárbaro Rivas se inició en la pintura hacia el año de 1923, con un mural titulado Jesús predicando e Jerusalén.  A raíz de la muerte de su madre, abandona su hogar y se traslada a una vieja y deteriorada casa en los alrededores de la capilla de El Calvario en el pueblo de Petare. A partir de allí combinará hasta los años cincuenta el ejercicio de su arte con el oficio de albañil y pintor de fachadas.

Su pintura se da a conocer públicamente gracias al reconocimiento que de su obra hiciera Francisco Da Antonio, cuando por azar, un día de 1949 identificó sobre una bolsa de papel grueso con la que Bárbaro Rivas solía ir de compras, una asombrosa escena bíblica, pintada dentro de una atmósfera de grises, azules y rojos. Entre los años 1953 y 1954, Da Antonio presentó obras del artista en exposiciones colectivas en Caracas y Maracay; sin embargo, al permanecer el creador en el anonimato, muchos llegaron a desconfiar de su existencia. Posteriormente, en 1956 se inaugura en Petare en los altos del bar sorpresa la exposición Siete pintores espontáneos y primitivos de Petare, donde la figura de Bárbaro Rivas, el pintor, se revela al público y a la prensa, casando sensación tanto el personaje como sus trabajos.

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Los años que van entre 1953 y 1961 son para muchos el siglo capital de su carrera, período en el que es reconocido a través de diferentes premios, entre los que destaca el Premio para Paisajes Arístides Rojas. La pintura de este artista es de carácter tanto religioso como social, los temas de Bárbaro Rivas se pasean entre ferrocarriles, paisajes, escenas bíblicas, autorretratos, festividades y cotidianidades. Sus primeras obras guardan semejanza con la costumbre de pintar murales en las paredes y zaguanes de las viviendas.

La obra de Bárbaro Rivas es un reflejo permanente de su vida; un ejemplo de ello lo constituye la extensa creación de autorretratos que tendrá lugar en sus últimos años. Críticos de su obra afirman que esa necesidad de identificación con su entorno también se percibe en los paisajes que hace de Petare -lugar del que salió en muy pocas oportunidades- e incluso en sus pinturas religiosas. La enorme sensibilidad, pasión e intuición plástica del artista son los medios que lo llevarán a alcanzar el extraordinario equilibrio de color y la sorprendente continuidad del movimiento que caracteriza su obra.

Finalmente muere el 12 de marzo de 1967 en el hospital Pérez de León de Petare, asistido de sus consecuentes amigos Francisco Rodríguez y Francisco Da Antonio. Hoy la obra de Bárbaro Rivas goza de un reconocimiento unánime; ya no se habla únicamente de arte popular o ingenuo para referirse a su trabajo y el pintor petareño es considerado uno de los artistas fundamentales del siglo XX venezolano. Juan Calzadilla ha calificado su irrupción en el medio artístico como un acontecimiento trascendental e insólito por lo irrepetible. En su honor, auspiciado por el gobierno del Municipio Sucre, se celebran desde el año 1980 los Salones de Pintura Ingenua Bárbaro Rivas, convertidos en Bienales de Arte Popular desde el año 1987, teniendo como sede el Museo de Arte Popular de Petare, el cual por disposición de la Cámara Municipal de Sucre lleva, desde el 15 de octubre de 2001, el nombre del artista en reconocimiento a su persona y homenaje permanente a su memoria.

 

Texto extraído del libro Atlas de Tradiciones Venezolanas, editado por Fundación Bigott.