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Cultura popular

SAN BENITO DE PALERMO O CHIMBANGUELES DE SAN BENITO

El culto a San Benito de Palermo es una expresión regional de nuestra cultura popular tradicional, los elementos que lo constituyen han sido transmitidos por vía oral o participación directa y en las comunidades en que se practica, la población interviene en forma mayoritaria por promesa o por tradición. Representa la fusión de configuraciones culturales de las etnias que entraron en contacto para constituir la cultura popular de Venezuela: indígenas, europeas y africanas. Está difundido en los estados Zulia, Trujillo, Mérida, Lara y Falcón. En esta amplia zona las fiestas de San Benito se manifiestan en dos formas diferentes y en ambas se evidencian elementos de las culturas antes mencionadas. Según algunos autores, el elemento africano es predominante en las ceremonias que se realizan en el Sur del Lago de Maracaibo y el estado Trujillo, que especialmente se caracterizan por el empleo de instrumentos musicales, posiblemente de origen africano y el ritmo que con ellos se emite, así como también por algunas voces con que se acompañan los versos y oraciones en honor al Santo y algunos nombres de los golpes que se ejecutan en los tambores Chocho. Ajé. Sangorongome, entre otros.

Estos festejos son diferentes a los que se llevan a cabo en diversas localidades del Edo. Mérida y en algunas poblaciones limítrofes entre este estado y Trujillo, caracterizados por otro tipo de danzas e instrumentos musicales. No obstante, aunque en apariencia diferentes, tienen una base común, la celebración de un ritual establecido alrededor de un santo católico y ligado formal o informalmente a la iglesia, la existencia de una Hermandad o Cofradía que es la encargada de los festejos y de la recolección de los fondos que ocasione la celebración y que son organizaciones surgidas en la Edad Media europea, precisamente para estos fines, y el pago de promesas participando en las diversas etapas de las ceremonias, entre otros.

San Benito, ese diminuto santo negro, vestido generalmente con hábito de monje, es representado en numerosas tallas y pinturas realizadas por artesanos populares de la región occidental del país, es una divinidad bondadosa y terrible que premia a los que lo reverencian cumpliendo promesas y castiga a los que las transgreden. El color de su tez ya se describe en novenas en su honor, quienes lo presentan como: “esplendor de la religión seráfica ejemplar de virtudes y espejo de santidad sol místico, a quien las sombras de su color añaden belleza”. En la obra “San Benito, Padre de Occidente”, dedicada a la vida y obra del Santo, se le califica como un oscuro personaje de la alta Edad Media, que dejó como legado la “Regla”, obra por la cual se han guiado durante quince siglos los monasterios benedictinos en el mundo y que jugaron un importante papel en la Europa, contribuyendo a propagar la fe católica. La única fuente de información sobre la vida de San Benito de Palermo, nacido en el año 480 de nuestra era, se encuentra en el Tomo 11 de los “Diálogos” de San Gregorio; en esta obra se narra su retiro como asceta y los numerosos episodios que vivió en busca de la perfección espiritual, ya sea como ermitaño o en el contexto de la vida comunal monástica, en los que se refieren toda suerte de milagros y prodigios. Posiblemente, la narración de los episodios de la vida del Santo y los milagros que realizó, sirvieron como fuente importante para difundir su devoción y estimularon la fértil imaginación popular que multiplicó los hechos prodigiosos del Santo en otras circunstancias y otro contexto.

Benito de Palermo, Benito el Moro, Patrón de los Esclavos, San Benedito, ha sido en otros países latinoamericanos -Brasil y Argentina, entre otros-, santo protector de los esclavos y patrón de numerosas Cofradías.

Al Santo se le trata con gran confianza y se le tilda de parrandero porque comparte con sus fieles las bebidas que se consumen durante los festejos como parte del ritual, entre los versos colectados en Gibraltar y entonados ante San Benito, un pagador de promesas canta asi:

“por devoción te llevo no es parranda, compadre”…

 

Texto extraído de la revista Bigott #10, editada por Fundación Bigott en el año 1987.