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Tradiciones venezolanas

San Juan Bautista en Venezuela

Los festejos en honor a San Juan Bautista revisten en nuestro país singular importancia, desde la época colonial hasta el presente.

Como ocurre con otras conmemoraciones del calendario católico, tanto en Venezuela como en otros países hispanoamericanos, la Iglesia permitió incorporar, para atraer a los templos grandes sectores de la población, elementos procedentes de las culturas indígenas y africanas, que contribuyeron a propiciar la identificación de estos grupos con símbolos religiosos que les eran extraños. Se distinguen en el fondo de esta celebración las configuraciones culturales procedentes de la región mediterránea europea, de las que hemos hecho en números anteriores de esta publicación un recuento sucinto, que unidas a los aportes indígenas y africanos conforman una visión renovada y diferente de los antiguos rituales europeos.

Como ya se ha referido, la fecha establecida por la Iglesia para conmemorar a San Juan coincide aproximadamente con el solsticio de invierno, ambas de gran trascendencia, en las que se reúnen diversas prácticas rituales paganas destinadas a avivar y/o conservar el brillo del sol, fuente principal de energía, reconocida y venerada por el hombre desde la antigüedad. La observación de los ciclos de la naturaleza, particularmente el de la duración del brillo del sol y sus consecuencias para la vida terrestre, estimuló los intentos de manipular los elementos por medios mágicos.

San Juan y la Navidad comparten algunos rasgos comunes: el nacimiento de Jesús está rodeado de circunstancias muy especiales, nace de una Virgen a quien anuncia el Ángel Gabriel su divina maternidad, es también este Ángel quien anuncia a la madre de San Juan su nacimiento, hecho prodigioso ya que es el producto de la concepción tardía de un matrimonio de ancianos.

Ambos nacimientos son colocados por la Iglesia en las fechas correspondientes a los solsticios. Igualmente se establecen oficios para la conmemoración de estos nacimientos que se realizan a la medianoche, muy temprano en la mañana y a media mañana, lo cual no es común a celebraciones de otros santos y símbolos del cristianismo. Aun cuando actualmente han sido eliminadas del ritual eclesiástico, durante el día de San Juan, según la creencia popular, las horas correspondientes a las de los tres oficios tradicionales antes señalados son especialmente respetadas en las comunidades donde se venera el Santo.

Otro rasgo compartido por las festividades de Navidad y de San Juan Bautista es el del robo y búsqueda de las imágenes sagradas, que da lugar a la realización de velorios en diferentes casas de devotos. Generalmente las imágenes a las cuales se dedica el culto popular han pasado por herencia de una generación a otra y son, por lo común, figuras talladas en madera que representan a San Juan niño. Existen numerosas creencias populares asociadas con la celebración, tales como la práctica de baños rituales –realizados principalmente durante la medianoche de la víspera o en la mañana del día consagrado- a las cuales se atribuyen propiedades curativas y/o mágicas propiciadoras de la prosperidad y éxitos amorosos. Son muy populares los ritos adivinatorios por medio del agua, el corte de pelo en la creencia de que crecerá fuerte y hermoso, entre otros muchos, compartidas por la población de casi todo el país.

Las prácticas de adivinación amorosa son realizadas especialmente por mujeres jóvenes y son muy difundidas las siguientes:

• Verter la medianoche del 2 3 de junio un huevo dentro de un vaso lleno de agua e interpretar a la mañana siguiente, poniendo el compuesto al trasluz, las figuras que se han formado. Puede citarse como ejemplo de estas interpretaciones la de la imagen de un barco que significa viaje; la de un velo que augura boda, y la de una urna como de muerte.

• En los momentos señalados como propicios para estas prácticas, derramar sobre un recipiente lleno de agua un poco de esperma o de plomo derretido que, al endurecerse, permitirá la observación e interpretación cuidadosa de las formas y predecir el futuro.

• Colocar en un recipiente lleno de agua dos agujas. Con ellas se simbolizan personas que pudiesen concretaren matrimonio su relación; si las agujas se unen por el extremo más agudo se cree que habrá boda, si se repelen habrá separación.

Texto extraído de la Revista Bigott #12, editada por Fundación Bigott en el año 1988.