Entre los pardos, una familia caraqueña logró una gran estimación general. Fue la familia de los Bejaraño, cuyas mujeres (Magdalena, Eduvigisy Belén) elaboraban una torta con plátanos maduros, queso blanco rallado, pan de horno, bizcochos de manteca y papelón, que trascendió la cotidianidad del siglo XVIII para formar parte de la historia de nuestra gastronomía. Esa torta, que tomó el nombre de la familia que la elaboraba, la torta bejarana, fue voceada en las calles durante mucho tiempo. En 1898, El Cojo Ilustrado inmortalizó a uno de esos vendedores ambulantes, que iba por las calles de Caracas gritando: “La gran torta bejarana… y de leche… y de leche… la gran conserva”. Las Bejarano, que dejaron su huella imperecedera en nuestros postres, debieron, no obstante, sufrir muchas humillaciones dada su condición de gente parda. Una vez, ellas recibieron unas bellas telas españolas, con las que se hicieron unos elegantes vestidos. Los nobles de Caracas, al saberlo, protestaron contra tal abuso, porque a los pardos les estaba prohibido vestirse lujosamente. La protesta llegó hasta el mismo Rey de España, que, decidiendo a favor de ellas, ordenó que “sean tenidas por blancas las Bejarano”. Pero más tarde, al solicitarle las Bejarano al rey el título de “Doñas», éste se los negó, agregando en su mandato, posiblemente por influencia de la oligarquía mantuana caraqueña, que, “a pesar de ser tenidas por blancas, no son blancas las Bejarano”.
Algunos, sin embargo, no le dan mayor crédito a este incidente, atribuyéndolo a la imaginación popular. En 1987 se presentó en el Teatro Teresa Carreño la ópera Las Bejarano, con libreto de Eduardo Casanova y música de Luis Morales Bance. Allí, Casanova se burla de ese episodio, calificándolo de simple invención. Otra fuente, esta vez de Santos Rodulfo Cortés, en su obra que estudia “El Régimen de las Gracias al Sacar en Venezuela durante el período hispánico”, se refiere detalladamente a los problemas que las familias pardas Landaeta y Bejarano tuvieron con el estamento colonial español. En relación con la familia Bejarano, por Real Cédula del 12 de julio de 1796 se le concedió una dispensa de la calidad de pardo a Lorenzo Mexias Bejarano, vecino de Caracas, para que, mediante el pago de 500 reales vellón, fuera admitido en la Universidad de Caracas para estudiar en Filosofía y demás Facultades e hiciera la carrera religiosa. Aparte de esta dispensa, que trajo consigo el rechazo del Claustro universitario y de los mantuanos, Rodulfo Cortés no ofrece otra referencia con respecto a la familia Bejarano.
Torta Bejarana Ingredientes para 16 a 18 porciones:
600 gramos de papelón en trocitos; 21 /2 tazas de agua y 12 clavos de especia para hacer un melado de papelón o 2 tazas de melado de papelón; 4 cucharadas de semillas de ajonjolí tostadas; 2 cucharadas de mantequilla para engrasar el molde; 2 plátanos maduros grandes o 1/2 kilo de pulpa, y a horneados; 4 cucharadas de mantequilla; 2 huevos; 1/4 de cucharadita de bicarbonato de sodio; 11 /3 de taza, 150 gramos de pan de horno triturados (unas 8 a 10 roscas); 1 taza de pan seco molido; 1/4’cucharadita de pimienta guayabita o de pimienta dulce molida; 1/8 de cucharadita de canela molida; 1 taza de queso blanco duro, tipo llanero, rallado fino; 1/4 de taza de vino dulce Moscatel.
Preparación:
- Con anticipación, se hace un melado de papelón (en una olla grande se pone el papelón, el agua y los clavos. A fuego lento se lleva a u n hervor y se cocina hasta que las últimas gotas al caer lentamente de una cuchara de manera que formen una pequeña hebra, unos 22 minutos. Se cuela el melado a través de un colador de alambre, para eliminarle los clavos y las impurezas del papelón y se deja enfriar por varias horas.
- Se precalienta el horno a 375 °F. 3. Se limpia y cierne el ajonjolí a través de un colador de alambre. Se coloca en una bandeja de metal y se ponen a hornear, hasta que se tuesten, unos 8 a 10 minutos.
- Con una cucharada de mantequilla se engrasa un molde de vidrio para hornear, de 25 x 15 x 5 cm. Se forra con papel engrasado y se vuelve a engrasar con la otra cucharada de mantequilla. Se rocía el fondo con una cucharada de pan seco molido y una cucharada de ajonjolí tostado, se pone aparte.
- S e meten al horno los plátanos con su piel y s e hornean por 30 minutos. Se les quita la piel y las venas centrales. La pulpa, junto con las 4 cucharadas restan tes de mantequilla, se baten en batidora eléctrica, agregando sucesivamente los huevos, el bicarbonato, el pan de horno, el pan seco, la pimienta guayabita, la canela, las 2 cucharadas de ajonjolí y el melado. Se bate unos 5 a 6 minutos. Se agregan el queso y el vino y se bate por 2 minutos más.
- S e vierte la mezcla en un molde. Se alisa la superficie con una espátula y se espolvorea con la cucharada restante del ajonjolí tostado. 7. Se hornea unos 60 minutos, hasta que al meterle una aguja salga seca.
- Se saca del horno, se deja reposar unos 5 minutos. Se saca del molde, se le quita el papel y se voltea sobre una bandeja.
Texto extraído del libro El Pan Nuestro de Cada Día, editado por Fundación Bigott.