En las fiestas rituales venezolanas confluyen expresiones artísticas tan antiguas como universales. La vinculación entre estas celebraciones y las conmemoraciones eclesiásticas cuentan con la aceptación de las comunidades donde se llevan a cabo con gran arraigo desde la colonia, cuando se integraron las culturas propias y llegadas a nuestras tierras.
Desde el inicio de esta interculturalidad quedó establecida la celebración de misas. a las que eran convocados todos los habitantes: indígenas, africanos y sus descendientes y españoles. Para favorecer su integración a los rituales católicos, se les permitió, incorporar elementos de su música y danza en dichas ceremonias festivas. De forma progresiva y desigual en las diferentes regiones se fueron sumando rasgos propios de dichas culturas, lo cual contribuyó a dar fisonomía propia a estas manifestaciones rituales.
Cada ciudad o pueblo se estableció bajo la protección de un símbolo religioso católico, cuya devoción sería cultivada a través de una serie de rituales de arraigada práctica de España, pero que serían reinterpretados con los aportes culturales de la población indígena, africana y sus descendientes.
La fiesta patronal se ajusta en general a la caracterización de las fiestas rituales populares y tradicionales venezolanas. La organización se encuentra a cargo de alguna asociación civil o cofradía y cuenta con la colaboración de instituciones oficiales que suelen apoyo para la realización de los festejos.
Con anticipación se hacen reuniones para distribuir tareas y tomar previsiones para que la conmemoración tenga el mayor brillo posible. Se recolectan fondos para adornos, fuegos artificiales, invitaciones especiales, en fin, coordinar los actos públicos. Se prepara y distribuye la programación para lograr la mayor participación del colectivo.
Las hermandades religiosas juegan un papel significativo en el ornato de la iglesia, altares callejeros, banderines y otros emblemas típicos de la fiesta. La celebración de la misa se anuncia con la tradicional cohetería y la procesión con la imagen patronal que recorre una ruta establecida por tradición y es encabezada por autoridades civiles y religiosas, bandas de música, y bailes que muchas veces amenizan renombrados conjuntos y orquestas. Se programan diversas actividades para niños, tales como piñatas y diversos juegos de competencia. Estas celebraciones religiosas poseen rasgos distintivos en sus rituales, tales como: las cofradías, los altares, la procesión, la música, danza y teatro, el pago de promesas, la participación masculina, y la indumentaria especial. Es una oportunidad propicia para reencontrarse con lugareños que habitan en otras regiones del país y retornan a su sitio natal.
Las cofradías, son sociedades o hermandades de civiles agrupadas bajo la advocación de un símbolo religioso, que propicien el mutuo auxilio entre sus integrantes. Se encargan de dar el mayor esplendor a las festividades de su patrono, favorecen la realización de vistosas procesiones, representaciones teatrales, danzas y otras reuniones, la elaboración de trajes y accesorios para los participantes, entre otros. Así como de planificar y ejecutar las reuniones y cambios rituales previos y posteriores a la celebración. La cofradía es responsable de propiciar los ensayos de baile y canto que aseguran la adecuada presentación.
Los altares, son sitios especiales en los cuales se colocan las imágenes o símbolos sagrados para recibir el testimonio público de fe, constituye un importante aspecto en las fiestas rituales en nuestro país. Su instalación suele hacerse en casas o en calles que formen parte de la ruta procesional, y la imagen suele ir enmarcada con vidrio y resguardada por columnas, desde donde hará su trayectoria tradicional, rodeada por sus adeptos.
La procesión, es un acto fundamental en las fiestas rituales y constituye el recorrido que al término de los oficios religiosos realizan los fieles llevando en alto la imagen a la cual se rinde homenaje. Forman parte de la escolta: autoridades eclesiásticas civiles, organizaciones de importancia regional, hermandades religiosas y el público en general. La procesión procede de antiquísimos ritos religiosos y ha sido una de las prácticas más usadas por la iglesia en sus fechas solemnes, siendo el templo el lugar referencial para las poblaciones cristianas.
La música, danza y el teatro, se encuentran presentes en abundantes de fiestas rituales y en conjunto adquieren para cada celebración y localidad características propias. La música tradicional y popular tiene un sitio especial en las procesiones, bailes y representaciones en la vecindad de los templos o dentro de ellos mismos como homenaje a los símbolos devocionales. En la danza podemos igualmente hallar variados estilos y características dentro de una misma fiesta y localidad. En cuanto a los elementos teatrales vemos integrados igualmente los rasgos que nos remiten a prácticas medievales.
El pago de promesas, en cada celebración se cumplen de modo regular con ceremonias de pago de promesas por beneficios recibidos del santo, ante el cual se acuerda hacer demostraciones públicas de fe mediante diversos métodos y compromete el cumplimiento de una determinada acción, durante un tiempo preciso o de por vida.
La participación masculina, es otro rasgo distintivo de las celebraciones rituales en Venezuela donde la participación es en su mayoría de hombres, aun para la representación de papeles femeninos.
La indumentaria especial, es común en las fiestas rituales el uso de trajes y accesorios elaborados para tales ocasiones. También son empleadas máscaras de diversos tipos y materiales que complementan vistosos atavíos. La confección de los trajes se hace por lo general en la misma localidad donde se van a utilizar y es una tarea en la cual se da la esmerada participación entre los miembros de la cofradía y demás habitantes.
Cada una de las fiestas tradicionales que conocemos hoy, han sufrido adaptaciones y modificaciones propias de las circunstancias actuales y el dinamismo social, aunque en la mayoría de los casos, prevalecen los rasgos originarios.